13 de marzo de 2014

Obesidad infantil, ¿qué hacer?

Ni fuerte ni saludable

Hasta hace algunos años, para muchas familias, tener un hijo gordito y con llantitas era una señal de que estaba fuerte y saludable pero,  contrario a ser signos de salud, la obesidad ocasiona diversos problemas en la salud física, mental y social de los niños y niñas que la padecen.

El mayor error es creer que los niños obesos no deben recibir tratamiento "porque al llegar a la edad adulta dejarán de serlo".  La realidad es otra, el riesgo de que un niño obeso siga siéndolo de grande es elevado. Cuando la obesidad inicia entre los 6 meses y los 7 años, el porcentaje de los que seguirán siendo obesos en la vida adulta es del 40% y los que inician con este problema entre los 10 y los 13 años, el 70% tiene posibilidades de continuar siendo obesos.

Malos hábitos alimenticios

Si bien en algunos casos la obesidad puede ser ocasionada por problemas endocrinológicos, que deben ser atendidos por un especialista, la mayoría de las veces se debe a malos hábitos alimenticios, disgusto por ciertos alimentos como frutas y verduras, falta de ejercicio físico regular y sedentarismo.



Es el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas o carbohidratos es otro elemento que origina sobrepeso. Y aunque no existe una cantidad exacta de comida que deban consumir los niños, ya que cada uno tiene diferentes necesidades y gustos, lo que sí es importante es evitar los excesos y nunca obligarlos a comer de más, cuando ya saciaron su apetito.


Según los especialistas, la obesidad y el sobre peso tiene mucho que ver con el estilo de vida familiar y entre los principales factores están:


  • La genética, ya que este problema puede ser hereditario cuando alguno o los dos padres son obesos.
  • El padecer algún problema emocional o psicológico, puede desencadenar también obesidad.
  • La selección y forma de preparación de alimentos. Esto incluye un exceso de alimentos grasos o con gran contenido en carbohidratos y azúcares o con muchos condimentos y la falta de alimentos con fibra como frutas y verduras.
  • El sedentarismo, es decir la falta de ejercicio físico diario.
  • El consumo excesivo de alimentos chatarra con exceso de grasa, condimentos y de bajo valor nutritivo, que se ha convertido desafortunadamente en una "opción", para los padres que trabajan y tienen muchas ocupaciones durante el día.
  • El abuso en el consumo de panes, galletas, pastas, dulces y refrescos, lo que para muchos padres no tiene importancia, porque lo que desean es saciar el hambre de sus hijos, sin preocuparse si están o no consumiendo todos los nutrimentos que necesitan para crecer sanos y fuertes.
  • La obsesión de los padres por la cantidad de alimentos que deben consumir los niños.


Menos tele y más juegos físicos

Un aspecto fundamental para el desarrollo de la obesidad infantil es el sedentarismo ya que aparte de consumir a toda hora alimentos chatarra con alto contenido en grasas y azúcares, las actividades de muchos niños se han reducido a ver televisión, jugar en la computadora o a los videojuegos que por supuesto van acompañadas por dulces, papitas y refrescos.

También influye mucho la falta de ejercicio físico regular o la práctica de un deporte, que además fomenta el desarrollo de muchos valores.

Medidas preventivas

Para prevenir la obesidad en los niños y niñas se recomienda:


  •  Preparar un desayuno y comida que incluyan alimentos de los tres grupos, para que tengan energía, proteínas, vitaminas y minerales que les permitan crecer sanos y fuertes.
  • Cenar ligero.
  •  Servirles cantidades adecuadas a su edad y evitar la repetición. En familias con padres obesos, suelen servir mucha cantidad de comida para los niños.
  •  Impedir que coman alimentos chatarra en lugar de comidas completas.
  • Comer despacio, a una hora determinada y masticando bien los alimentos. +Comer de prisa a veces ocasiona que se quiera comer de más.
  •  Poner en su lunch escolar, frutas, verduras crudas como zanahoria o pepinos, jugo de frutas con pocas calorías o agua simple, un sandwich que contenga verduras, además de las carnes frías.
  • Evitar el consumo excesivo de fritangas o alimentos fritos.
  •  Controlar el consumo de dulces antes o durante las comidas.


La obesidad infantil no es algo menor, México es el principal consumidor mundial de refrescos y otras bebidas azucaradas, con un promedio de 163 litros por persona al año. Se cree que esto podría ser parte del origen del problema. Para el año 2017 la obesidad costará a México entre 70,000 y 101,000 millones de pesos.

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