7 de abril de 2014

El riesgo de aborto es alto y siempre ocasiona frustración

Se considera que por lo menos el 20% de todos los embarazos terminan en aborto entre la sexta y la décima semana. Sin embargo, estudios recientes indican que la cifra puede ser mucho mayor, ya que muchas mujeres no se dan cuenta de que están embarazadas, por lo que la pérdida del producto pasa inadvertida, ya que la mujer considera que su periodo menstrual es más abundante de lo normal, pero no que está embarazada.

La mayoría de los abortos espontáneos son provocados por algún problema en el desarrollo fetal, generalmente generado por anormalidades en algunos cromosomas o por malformaciones anatómicas de la madre o de los órganos que se desarrollan para un embarazo, como es la placenta.

Las alteraciones cromosómicas sobre todo de los cromosomas 13, 18 y 21, son responsables de un 2.5% de la mortalidad infantil, y aproximadamente de un 80% de abortos espontáneos durante el primer trimestre.

Los cromosomas, que deben integrarse en 23 pares después de una fecundación, en ocasiones están incompletos, afectación conocida como anuplonidia. Cuando en algún cromosoma solamente hay 1 faltándole su par, se le llama monosomía y cuando hay uno de más en alguno de ellos, como en el caso del síndrome de Down, se le conoce como trisomía.

Los abortos espontáneos también se producen por:
- Anomalías genéticas o génicas, es decir mutaciones que afectan a uno o más genes.
- La edad de la mujer, que a mayor edad aumenta el riesgo de abortos espontáneos.
- La presencia de ciertos contaminantes ambientales como el plomo o las radiaciones.
- Mala nutrición, anemia o desnutrición.
- El tabaquismo en la mujer, ya que la falta de oxigenación adecuada del feto y la placenta pueden desencadenar un aborto.
- El alcoholismo y el consumo de drogas.
- Los traumatismos por accidente o por violencia intrafamiliar.
- Por problemas de funcionamiento en el aparato reproductor femenino, sobre todo en el endometrio, que es la capa del útero en la que se implanta y desarrolla en feto.
- Por procesos infecciosos y enfermedades como la rubéola y las de transmisión sexual.
- Por problemas inmunológicos como puede ser el Lupus eritomatoso.
- Por tener en la matriz algún dispositivo intrauterino.
- Por exceso de estrés o un fuerte choque emocional.

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