Hoy tenemos en calendario una efeméride un tanto singular. Se trata del Día Internacional Sin Dietas, una celebración anual para animar la aceptación del cuerpo humano y la diversidad de sus formas, así como para llamar la atención sobre los peligros de algunas dietas exageradas o sin soporte médico.
Su símbolo es un lazo azul claro, similar al de color rosa que se utiliza para recordar el cáncer de mama. El concepto lo impuso Mary Evans Young, una feminista británica que en mayo de 1992 decidió emprender en los medios de comunicación una lucha contra la industria de productos dietéticos, y alertar al mundo sobre los peligros de la obesofobia, la anorexia nerviosa y demás desórdenes alimenticios.
Relata la historia que Mary Evans Young estaba viendo un programa de TV donde se mostraban las consecuencias nefastas para algunas mujeres que se sometían a cirugías para control de peso como la gastroplastia con bandas y grapas que se descosen, o el caso de una adolescente que terminó con su vida por supuestos problemas de sobrepeso. Entonces, decidió dar un nuevo giro a su vida.
Sensible a este tipo de temas porque ella misma había superado problemas de anorexia, Mary Evans Young inició una campaña denominada “Fat Woman Bites Back” o en español “Las gordas devuelven el mordisco”.
Convencida que debía hacer algo al respecto, envió a los medios de comunicación británicos un contundente comunicado para fijar su posición sobre el tema de la anti dieta y la aceptación del propio cuerpo.
Dada la aceptación del mensaje, la activista fue invitada a una entrevista pública. Al concluir, dijo: “A partir de hoy celebraremos el Día Internacional Sin Dietas”.
Desde entonces la fecha ha cobrado importancia en muchísimos países del mundo como Australia, Canadá, Alemania, Nueva Zelanda, Noruega, Rusia, Sudáfrica, Estados Unidos y algunos más, donde más allá de dejar de lado las dietas y cirugías para bajar de peso, lo que se impone es revalorizar el amor por nuestro propio cuerpo.
Metas de la propuesta
De gordofobia y anorexia nerviosa
Esa fobia a la grasa, ese miedo exagerado a ganar peso, es la Obesofobia que se traduce en el rechazo a la imagen corporal propia e inclusive a todo cuerpo ajeno que esté pasadito de peso.
Quienes padecen Gordofobia -como también se le conoce- se inician con el deseo de perder peso, pero éste se convierte poco a poco en una obsesión, en un acto compulsivo por evitar todo aquello que pueda hacerlos engordar.
Evitan a toda costa aquellas cosas que ponen en riesgo su figura. De tanto evitarlas terminan teniéndoles miedo, y precisamente ese acto de rechazo obsesivo y permanente les hace sentir a veces sensación de fracaso si ganan algo de peso.
El término Obesofobia, en inglés “weight phobia”, fue creado por Arthur H. Crisp para describir la percepción de quienes padecen Anorexia Nerviosa, un trastorno alimenticio que se caracteriza por el miedo obsesivo a engordar.
En términos de psicología clínica y nutrición, este padecimiento se asocia a problemas de conducta alimentaria riesgosa, donde se vincula la actitud implacable y distorsionada hacia el peso y la propia imagen corporal.
Junto a la bulimia -incapacidad de controlar el impulso por comer- la anorexia está catalogada como una enfermedad mental dentro del grupo de los llamados Trastornos Psicogénicos de la Alimentación.
La característica principal de la anorexia nerviosa es el rechazo a la comida y el miedo obsesivo a engordar, que puede conducir a la persona a un estado de inanición y gran debilidad por la falta de ingesta de nutrientes esenciales.
Su símbolo es un lazo azul claro, similar al de color rosa que se utiliza para recordar el cáncer de mama. El concepto lo impuso Mary Evans Young, una feminista británica que en mayo de 1992 decidió emprender en los medios de comunicación una lucha contra la industria de productos dietéticos, y alertar al mundo sobre los peligros de la obesofobia, la anorexia nerviosa y demás desórdenes alimenticios.
Relata la historia que Mary Evans Young estaba viendo un programa de TV donde se mostraban las consecuencias nefastas para algunas mujeres que se sometían a cirugías para control de peso como la gastroplastia con bandas y grapas que se descosen, o el caso de una adolescente que terminó con su vida por supuestos problemas de sobrepeso. Entonces, decidió dar un nuevo giro a su vida.
Sensible a este tipo de temas porque ella misma había superado problemas de anorexia, Mary Evans Young inició una campaña denominada “Fat Woman Bites Back” o en español “Las gordas devuelven el mordisco”.
Convencida que debía hacer algo al respecto, envió a los medios de comunicación británicos un contundente comunicado para fijar su posición sobre el tema de la anti dieta y la aceptación del propio cuerpo.
Dada la aceptación del mensaje, la activista fue invitada a una entrevista pública. Al concluir, dijo: “A partir de hoy celebraremos el Día Internacional Sin Dietas”.
Desde entonces la fecha ha cobrado importancia en muchísimos países del mundo como Australia, Canadá, Alemania, Nueva Zelanda, Noruega, Rusia, Sudáfrica, Estados Unidos y algunos más, donde más allá de dejar de lado las dietas y cirugías para bajar de peso, lo que se impone es revalorizar el amor por nuestro propio cuerpo.
Metas de la propuesta
- En principio ¡día libre! Así que a disfrutar una jornada sin dietas ni obsesiones por el peso corporal
- Aprender a aceptarnos tal cual somos, siempre velando más por la salud que por la estética
- Poner en duda ciertos estereotipos o cánones de belleza que dan la idea de una forma corporal “correcta”
- Estar atentos a los peligros de productos para adelgazar y dietas milagrosas que no tienen soporte médico
- *Crear conciencia sobre la discriminación por el peso corporal para erradicar tanto la gordofobia como la anorexia nerviosa
- Y, por supuesto, evitar los desórdenes alimenticios para promover una imagen corporal positiva sumándonos al ejercicio físico y a la alimentación saludable
De gordofobia y anorexia nerviosa
Esa fobia a la grasa, ese miedo exagerado a ganar peso, es la Obesofobia que se traduce en el rechazo a la imagen corporal propia e inclusive a todo cuerpo ajeno que esté pasadito de peso.
Quienes padecen Gordofobia -como también se le conoce- se inician con el deseo de perder peso, pero éste se convierte poco a poco en una obsesión, en un acto compulsivo por evitar todo aquello que pueda hacerlos engordar.
Evitan a toda costa aquellas cosas que ponen en riesgo su figura. De tanto evitarlas terminan teniéndoles miedo, y precisamente ese acto de rechazo obsesivo y permanente les hace sentir a veces sensación de fracaso si ganan algo de peso.
El término Obesofobia, en inglés “weight phobia”, fue creado por Arthur H. Crisp para describir la percepción de quienes padecen Anorexia Nerviosa, un trastorno alimenticio que se caracteriza por el miedo obsesivo a engordar.
En términos de psicología clínica y nutrición, este padecimiento se asocia a problemas de conducta alimentaria riesgosa, donde se vincula la actitud implacable y distorsionada hacia el peso y la propia imagen corporal.
Junto a la bulimia -incapacidad de controlar el impulso por comer- la anorexia está catalogada como una enfermedad mental dentro del grupo de los llamados Trastornos Psicogénicos de la Alimentación.
La característica principal de la anorexia nerviosa es el rechazo a la comida y el miedo obsesivo a engordar, que puede conducir a la persona a un estado de inanición y gran debilidad por la falta de ingesta de nutrientes esenciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario